El cuerpo de los bomberos

8 de enero de 2007.- Desde la contraportada de EL MUNDO (6 de enero), un bombero semidesnudo y sonriente me felicita las pascuas. Miro en un calendario en qué día cae mi cumpleaños, y me encuentro con cinco bomberos en pelotas, embadurnados en aceite, que me enseñan los abdominales. Veo 'TNT' (Telecinco), y un sargento de bomberos presenta a otros tres miembros, de su mismo cuerpo, no sé si me entienden, que participan en un espectáculo de 'striptease'. Pongo 'Sorpresa sorpresa' (Antena 3), y... los bomberos de la Comunidad de Madrid se desnudan delante de Isabel Gemio.

¿Pero esto qué es? ¿Qué demonios está pasando en esta sagrada institución? No se sulfuren si además les digo que, al parecer, los bomberos de Telecinco se saltaron la guardia para salir en la tele. Y me temo que los de Antena 3 también, puesto que estaban en el cuartel cuando les llamó la Gemio. De no ser así, 'Sorpresa sorpresa' tendría truco...

No crean ustedes que esta ansiedad de los bomberos por presumir de manguera tiene fines benéficos. La pasta que sacan con toda esta campaña promocional se la quieren fundir en billetes de avión para Australia, donde tendrán lugar las Olimpiadas para Bomberos. ¿De bomberos-bomberos o de bomberos 'stripers'? ¿De bomberos-bomberos, de los que apagan fuegos y rescatan gatos de tejados, o de los que se depilan el pecho a la cera y aparecen en la portada de la revista 'Cueros'? No lo sé ni quiero saberlo.

Si no podemos confiar en los bomberos, apaga y vámonos (¿Lo cogen?).

En el programa de Isabel Gemio actuó Isabel Pantoja al mismo tiempo que llegaban al plató los bomberos. Previsores que son en la tele: con el novio entre rejas desde hace meses, la tonadillera debe estar como el asfalto de Georgia.

Y es que en este 'Sorpresa sorpresa', las situaciones más inverosímiles se suceden sin unidad alguna. Un niño que quiere un tigre blanco y una abuela que se encuentra con su nieto perdido, una mujer que se somete a un tratamiento de belleza para sorprender a su marido y un bombero enseñando el extintor. ¿Espectáculo en estado puro? No según mi concepto de espectáculo. 'Sorpresa sorpresa' es un batiburrillo de esperpentos en la más pura tradición de la vieja televisión hortera norteamericana.

En el pelo de Isabel Gemio, desaliñado, cortado a la guillotina desdentada y ligeramente grasiento, se condensa la esencia del programa. En esas crines asilvestradas, y también en un David Bisbal que hacía el pino mientras ella aullaba como loba en celo.

Porque en su nueva campaña, este programa atocinado y seboso no ha cambiado en nada: sigue jugando con la lágrima fácil, el melodrama y esa manteca sentimentaloide que todo lo pringa. Y lo hace a toda velocidad, tratando de conseguir un ritmo trepidante a base de reducir las historias a la nada.

Tampoco se puede decir que la Gemio estuviese sembrada... "Pues fíjate, ahí donde le ves, le encanta el baloncesto", le dijo a Pau Gasol señalando a un chaval tetrapléjico que estaba en silla de ruedas. Está claro que improvisar es lo suyo y que la presentadora no ha perdido gracejo en estos años alejada de las cámaras.

Lo de Bisbal merece un comentario aparte. Felicito de todo corazón a su mánager y a la gente que ha diseñado esta campaña de promoción: en mi vida había visto un despliegue televisivo tan grande para un producto tan pequeño.